miércoles, 23 de octubre de 2013

CÓMO INTERVENIR CON UN "TDA"

El Trastorno por Déficit de Atención (TDA), es una enfermedad que se registra desde etapas preescolares y puede manifestarse con hiperactividad, inatención o impulsividad.

 El Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, si no se detecta de manera temprana, con lleva muy frecuentemente otros problemas asociados, como pueden ser:
   - Retraso en habilidades y hábitos de autonomía personal.
   - Retraso en aprendizajes básicos: lectura, escritura, cálculo...
   - Retrasos curriculares: matemáticas, lenguaje... 
   - Problemas en las relaciones sociales.
   -Deterioro de la seguridad en sí mismo, autoestima.

El Equipo de Orientación debe realizar una Valoración Psicopedagógica y Contextual del Niño o Adolescente con TDA. Con esto queremos indicar que del alumno no sólo hay que conocer que presenta las características del TDA sino que, también, debemos conocer sobre otras aptitudes y nivel de desarrollo de habilidades.
Además, cada niño tiene una familia y unos profesores diferentes, los cuales aplican sistemas educativos distintos, que se deben conocer para proponer cambios o apoyar los hábitos actuales. Por eso, sugerimos a los Padres que soliciten a los Equipos de Orientación a los que acudan, un Informe con los resultados de haber administrado al menos las siguientes pruebas psico-educativas:

  • Test de Atención Sostenida y de Calidad Atencional.
  • Test de Lecto-escritura.
  • Prueba de Estilos Educativos de los Padres.
  • Informe de Conducta en Casa.
  • Informe de Conducta en el Centro Educativo.
  • Pruebas indicadoras de niveles de ansiedad y estrés.
  • Pruebas indicadoras de los niveles de ajuste social.
  • Pruebas que evalúen las habilidades de relación social.
  • Test de Razonamiento o Inteligencia Lógica.
10 estrategias educativas a tener en cuenta: 

Una vez  efectuada la valoración, se deberá efectuar una serie de medidas con el alumno afectado. 
A continuación, enumeramos algunas de las posibles medidas a adoptar: 

1. Programar actividades cortas y adecuadas a las capacidades de atención y control.
2. Dividir las tareas en partes, indicado claramente un tiempo limite para terminar cada una de éstas y elogiando la realización correcta de cada una de ellas. 
3. Priorizar la calidad sobre la cantidad: es mejor seleccionar lo más importante que pedir una gran cantidad de tareas. 
4. Buscar el lugar más adecuado en el aula para el alumno, facilitando el contacto ocular con el profesor y alejándolos de posibles distracciones: la ventana, la puerta de entrada? 
5. Disminuir el ruido durante la clase. 
6. Utilizar una buena organización que puede reforzarse colgando en la pared el programa del día y las normas de clase. 
7. Diseñar gráficos que proporcionen a los alumnos información sobre su comportamiento. 
8. Intercalar tareas menos motivadoras o que requieran una respuesta pasiva, como por ejemplo una exposición teórica, con otro tipo de tareas más activas, que requieran la intervención de los alumnos. 
9. Utilizar un tono tranquilo, un estilo directo y ayudar al alumno a darse cuenta de que su aprendizaje nos interesa, de que nos preocupamos por él. 
10. Hacerles conscientes de la importancia de su implicación activa en clase y de que les comprendemos y les ayudamos. 


Mª Elena Sanz Ferrer 



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